El oso pardo se recupera de forma lenta pero sostenida en el Pirineo. Al menos dos oseznos nacidos el pasado invierno han sido avistados este año y los guardas forestales intentan confirmar que los indicios hallados correspondan a un tercer cachorro.
La expansión del oso en el Pirineo -vive en parte de Aragón, Cataluña y Navarra, además de la vertiente francesa- sigue topándose con el rechazo de las instituciones de la zona. "Su presencia solo causa problemas y Francia no nos consultó si lo queríamos", asegura Jose Enrique Arró, consejero del Gobierno aranés, que asume las posiciones de ganaderos y cazadores contra el oso. Ecologistas y los Gobiernos español y francés, por su parte, siguen defendiendo la presencia del animal.
Aún se desconoce el sexo de los oseznos nacidos este año. Su nombre, como se ha hecho en los últimos años para tratar de estrechar lazos entre la población y el oso, será elegido por los alumnos de las escuelas de las localidades españolas y francesas en las que habita el animal.
Entre los aspectos positivos de la reintroducción del oso se valora, además de la actividad turística potencial que conlleva, la exigencia del animal al elegir su habitat. El hecho de que se haya instalado en el Pirineo occidental catalán, en el linde con Francia, demuestra la biodiversidad existente en la zona y la calidad de sus bosques. "Hay que realizar un proceso de sensibilización social y consolidar el apoyo en el sector rural con mecanismos de control e indemnizaciones rápidas y eficaces", apunta Hartasánchez.
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