El navio

lunes, 30 de julio de 2012

Vacaciones y evasión


Camaradas, como es costumbre en cierta época del año, nos retiramos durante un cierto tiempo para relajarnos, acercarnos más a los nuestros, evadirse un poco de esta realidad y viajar, que es como se aprende. Sin más preámbulos decimos un hasta luego y que nos tocaremos los ``huevos´´ bien agusto. Un saludo y luchad siempre.

miércoles, 25 de julio de 2012

Honor al santo Patrón



¡Santiago, Santiago!
¡Deja el Templo y a caballo,
que está España casi Muerta!
¡Coge tu espada y Alerta!
Que has de cortar mucho tallo
de mala hierba y cizaña.
Contra moros y Rodrigos
con la cara descubierta
¡A ver si España despierta!
¡¡¡SANTIAGO Y CIERRA ESPAÑA!!!

domingo, 22 de julio de 2012

Animales en las legiones romanas



En varias ocasiones hemos hablado de animales que compartieron penas y alegrías con los ejércitos, ya sea como mascotas o participando activamente y, claro está, nunca por voluntad propia. Pero en esta ocasión vamos a tratar no de los propios animales sino de los nombres de animales utilizados en las gloriosas legiones romanas:

Tortuga (testudo): es una formación de las legiones. Los legionarios se protegen con los escudos formando un caparazón que protege el avance frente a las armas arrojadizas.


Águila (aquila): aunque anteriormente había varias enseñas (águila, lobo, jabalí…) con la reforma de Cayo Mario en el II a.C. se adoptó el águila como estandarte de todas las legiones.


Ciervo (cervus): estructura defensiva formada por una empalizada a la que se añaden ramas gruesas con las puntas afiladas, a modo de astas de ciervo.
Erizo (ericius): estructura defensiva en la que se enterraban troncos a los que se fijaban ganchos y púas metálicos, a modo de erizos, y se cubrían con maleza.
Cuervo (corvus): era un arma de la marina de guerra romana destinada al abordaje. De origen griego, era una especie de garfio que se enganchaba a los buques enemigos clavando en la cubierta una punta de hierro para facilitar el abordaje.


Lobo (lupus): garfio o rejón de hierro utilizado por los defensores de una muralla paraenganchar a los enemigos que intentaban escalarla para arrojarlos o dejarlos colgando.
Asno salvaje u onagro (onager): es un arma de asedio del tipo catapulta, que tenía mecanismo de torsión. El nombre de onagro es una referencia al asno salvaje asiático del mismo nombre, conocido por su mal genio y que puede lanzar a un hombre a cierta distancia de una coz, al igual que esta arma de asedio lanzaba piedras contra las murallas enemigas.


Carnero (aries): ariete.


Escorpión (scorpio): era una máquina de guerra de tiro, que debe su nombre a unas tenazas parecidas a las del escorpión con que agarraba los dardos para lanzarlos.


Carcoma (terebra): máquina de asedio para perforar o derribar murallas.




Mariposa (papilio): gran tienda militar de campaña de la que deriva el término pabellón.



Ratoncito (musculus): refugio móvil para preparar el terreno antes de atacar con las armas de asedio.
Mulas de Mario (muli Mariani): así es como se llamaba a los legionarios tras la reforma de Cayo Mario. Para no depender de las columnas de abastecimiento, que dificultaban y retrasaban la marcha, se aumentó la impedimenta de los legionarios llegando a cargar con 30 kg.








lunes, 16 de julio de 2012

Batalla de las Navas de Tolosa, 800 años.



También era lunes aquel 16 de julio de 1212 y, como hoy, hacía un calor infernal al pie de Sierra Morena cuando la España cristiana propinó un duro golpe a los musulmanes en la Batalla de las Navas de Tolosa, decisiva en la Historia de España. Tanto, que hay quien habla de aquel 16 de julio de hace hoy ocho siglos como el día D de la Reconquista.
Castellanos, aragoneses y navarros dejaron atrás sus peleas territoriales y sus disputas de linaje para unirse frente a las tropas de la Media Luna que capitaneaba Muhammad An-Nasir, más conocido por los cristianos como Miramamolín. El califa almohade había reunido un poderoso ejército, se cree que de hasta 200.000 hombres, con la intención de barrer de la península a los reinos cristianos y completar así la obra que su padre inició años atrás en la batalla de Alarcos.
El 14 y 15 de julio de 1212 ya estaban dispuestos en el campo de batalla más de 100.000 musulmanes dirigidos por el califa y unos 70.000 cristianos, entre castellanos, aragoneses, navarros, portugueses, cruzados franceses, además de maestros del Temple y de San Juan. Se estima que murieron unos 20.000 árabes y 12.000 cristianos. Fue una de las batallas más sangrientas y más trascendentes de la Edad Media. «No se la cita como una de las grandes batallas de la historia del mundo y seguramente ellos no fueron conscientes que habían destrozado al Islam, pero realmente fue el principio de su fin», aseguró a Efe Francisco Rivas, director sectorial del Mundo Islámico y Cuestiones Religiosas en la Asociación de Geopolítica GIN y autor del libro «1212. Las Navas».


El ejército cristiano se había ido reuniendo durante el verano de 1212 y avanzó hacia el sur al encuentro de las huestes almohades, que les doblaban en número. Cuenta la tradición que un pastor guió a los cristianos en su paso por Despeñaperros para así poder atacar a los moros por la espalda. Llegó a las Navas, a cuatro kilómetros de lo que hoy es Santa Elena, el viernes 13 de julio y después de dos días de escaramuzas, los cristianos decidieron atacar. El vizcaíno don Diego López II de Haro capitaneó la primera carga de las tropas cristianas. Los musulmanes intentaron repetir la estrategia que tan buenos resultados les había dado en Alarcos, simulando una retirada para contraatacar con sus mejores soldados después. Los cristianos se lo esperaban y la segunda línea de combate estaba preparada, pero no era suficiente para hacer frente al ejército almohade.
En ese decisivo momento, los tres reyes cristianos al frente de sus hombres se lanzan a la batalla en una carga que resultó imparable. El rey Sancho VII de Navarra, con los doscientos caballeros navarros se dirigieron directamente hacia la tienda roja de Al-Nasir, que guardaban los imesebelen, la Guardia Negra procedente de Senegal, que se enterraban en el suelo y se anclaban con grandes cadenas, para luchar o morir. Según la tradición, Sancho VII el Fuerte rompió las cadenas, que se incorporarían después al escudo de Navarra junto a la esmeralda del turbante del califa, que logró huir a Jaén. Miramamolín moriría un año después de la derrota.



Cuentan que tras la batalla, en la tarde del 16 de julio de hace hoy ocho siglos, Alfonso VIII recorrió junto al Arzobispo de Toledo, don Rodrigo Jiménez de Rada, el terrible escenario de la carnicería. De este botín se conserva el pendón de Las Navas en el Monasterio de Las Huelgas en Burgos, considerado el mejor tapiz almohade en España. En la iglesia de San Miguel Arcángel de Vilches se conserva la Cruz de Arzobispo de don Rodrigo, una bandera, una lanza de los soldados que custodiaban a Miramamolín y la casulla con la que el arzobispo ofició misa el mismo día de la batalla de las Navas de Tolosa.

domingo, 15 de julio de 2012

Honor a nuestros veteranos





OI! OI! OI!

Ya va siendo hora de empezarla a armar,
Ya va siendo hora de empezar a luchar.
Un mundo de intereses hay que atacar,
Se acerca nuestra hora y se van a enterar.

Oi! Oi! Oi!, ect.

Ya va siendo hora de empezar a tomar,
Todo lo que quieras sin tener que esperar.
A llegado el tiempo de empezar a exigir,
Lo que necesitas para poder vivir.

Oi! Oi! Oi!, ect.

Guerrillas callejeras por la capital,
Jóvenes armados ocupando la ciudad.
La única manera de poderse enfrentar,
Violencia y mala ostia, los vamos a aplastar.
Oi! Oi! Oi!, ect.

Skinheads, Oi!.