El navio

jueves, 16 de febrero de 2012

Jose Ferre Clauzel









Queremos hablar del francés Jose Ferre Clauzel como la esencia de un prodigio llamado a la pintura. Y como muestra más evidente es que con tan sólo 14 años sus cuadros se empiezan a comercializar en Estados Unidos. Desde una edad temprana ya estaba llamado para el éxito.
De personalidad introvertida, este pintor francés sintió la pintura desde muy niño… su vida son los pinceles, esa es su manera de expresión y así lo entendieron sus padres cuando con sólo 10 años ingreso en la escuela de Bellas Artes ABC de París, más tarde y ya en España seguiría perfeccionando su pintura en el Estudio Torras.
A partir de ahí empezó su andadura como pintor profesional, vendé sus cuadros en Estados Unidos, de ahí aprendió una técnica puramente americana. De aquella temprana etapa nacieron, más de una decena de exposiciones. Interrumpida por el Servicio Militar, donde encuentra otra vocación oculta, allí empezaría a realizar multitud de cuadros de temática militar y cultiva esa faceta rodeado de libros que sirven para ilustrarse. Podemos decir que esas fueron las bases que vivieron olvidadas y que hoy resurgen con fuerza.
Terminado su paso por la milicia, vuelve a exponer en Francia donde prácticamente se vendió toda su obra en la década de los 80. Después otra vez Estados Unidos y Nueva York, a partir de ahí, Madrid, Inglaterra, Barcelona, Tarragona, Lérida, Granada, Florida… sus cuadros viven en medio mundo, Suiza, Alemania, Mónaco, Portugal, Arabia Saudi, Francia, Estados Unidos, Inglaterra y por supuesto España.
Del Clauzel de hoy destacamos su calidad pictórica, avalada por pertenecer al grupo Escolá y por varios premios de pintura. Su realismo, que es el de Clauzel, su exigencia entre pinceles, su denotado esfuerzo por superar cualquier dificultad. Clauzel siente lo que pinta y pinta para seguir sintiendo. Pintar es su verbo, lo es todo sin parangón. En éste etapa hipotecado en la pintura militar se ha marcado como reto hacer del pasado algo cercano y por ahora nos lo creemos. Sus cuadros viven dentro y fuera de su personalidad vital, son reales, nos ayudan a sentir, a tocar, a pensar… nos ayudan a sentirnos más cerca de la Historia y de Ferre Clauzel.

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