El navio

lunes, 27 de agosto de 2012

¿Renunciarán a toda esperanza?



¿A qué aguardan ahora las juventudes a la intemperie? ¿Renunciarán a toda esperanza? ¿Se retraerán a torres de marfil? ¿Aguardarán a confiar de nuevo en voces partidistas que otra vez las seduzcan para desencantarlas? Si esto hiciera nuestra generación, se recordaría como una de las más cobardes y estériles. Su misión es otra, y bien clara: llevar a cabo por sí misma la edificación de la España entera, armoniosa; por sí misma, por la juventud misma que la siente y entiende, sin intermediarios ni administradores. Esta generación, depurada por el peligro y el desengaño, puede buscar en sus propias reservas espirituales acervos de abnegada austeridad. Cuando se ha aprendido a sufrir, se sabe servir. En el ánimo de servicio está el secreto de nuestro triunfo. Queremos ganar a España para servirla. Arrojados a la intemperie por las tribus acampadas bajo los sombrajos de los partidos, queremos levantar el nuevo refugio fuerte, claro y alegre en cuyas estancias se identifiquen servicio y honor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario