Conquistador rebelde español, apodado "El loco"
(Oñate, Guipúzcoa, 1511/15 - Barquisimeto, Venezuela, 1561). Pasó al Perú poco
después de su descubrimiento, hacia 1536. Participó en la conquista y
colonización de varios lugares, pero sobre todo se vio involucrado en las
luchas entre los colonizadores españoles; primero en las guerras civiles entre
Francisco Pizarro y Diego de Almagro (1537-54) y, más tarde, apoyando al virrey
Blasco Núñez de Vela en la implantación de las Leyes Nuevas contra la
resistencia de parte de los colonos, encabezados por Gonzalo Pizarro (1544-46).
Condenado por un juez a ser azotado públicamente por
incumplir las leyes que protegían a los indios (1551), persiguió a dicho juez
hasta matarle; su fuga de la Justicia cesó en 1554, al acogerse a la amnistía
concedida por Pedro de Alvarado a los que se alistaran para luchar contra la
rebelión de Hernández Girón.
En 1560 se embarcó en la expedición de Pedro de Ursúa en
busca de las legendarias riquezas de Eldorado; una flota con centenares de
soldados descendió por los ríos Huallaga y Amazonas, sin encontrar rastro de
riqueza alguna: el descontento consiguiente fue aprovechado por Lope de Aguirre
para organizar un motín, asesinar a Ursúa y tomar el mando de la expedición.
En lugar de regresar al punto de partida, como pretendía
Ursúa, Aguirre continuó el descenso por el Amazonas, en medio de una sucesión
de crímenes. En 1561 se rebeló contra el rey de España (a quien hizo llegar una
carta) y proclamó a uno de sus colaboradores (Fernando de Guzmán, a quien
también mataría poco después) «Príncipe del Perú, Tierra Firme y Chile»; no sin
anacronismo, algunos historiadores han querido ver en este gesto alucinado un
precedente de la independencia americana.
Navegó hasta el Atlántico y bordeó la costa hasta Venezuela,
con intención de llegar a Panamá, apoderarse de la flota y fomentar una
sublevación contra la metrópoli. Aunque el gobernador de Venezuela y gran parte
de la población habían huido aterrados por la llegada de Aguirre, éste no pudo
vencer la resistencia organizada por unos cuantos viejos colonos, ya que la
mayor parte de sus compañeros habían desertado.
Viéndose perdido, Aguirre asesinó a su propia hija Elvira,
que le había acompañado durante todo el viaje, para que no cayera en manos de sus
enemigos; y éstos le dieron muerte en el lugar, rechazando su pretensión de que
se le hiciera juicio.
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