Un proyecto del Ministerio de Medio Ambiente propone que Asturias envíe tres de sus osos cantábricos al Pirineo para reforzar allí la menguada población de plantígrados. En principio, la primera reintroducción sería de dos hembras, en la subpoblación del Pirineo occidental, y de un macho, en el Pirineo central.
El proyecto para la recuperación del oso en los Pirineos comenzó en 1996. Se calcula que en la actualidad habitan entre 20 y 30 ejemplares en las montañas pirenaicas. Hasta ahora, la reintrudicción del oso pardo se ha hecho desde Francia y con animales traídos de Eslovenia, donde sus poblaciones no están amenazadas e incluso se pueden cazar.
Lo llamativo es que para este reforzamiento no se piensa en seguir trayéndolos de Eslovenia sino de Asturias. ¿Tan boyante está el oso pardo cantábrico como para poder exportarlos? Es verdad que en los últimos años han aumentado un 30% hasta llegar a los más de 150 ejemplares actuales. Pero segregados en dos subpoblaciones aisladas, el reparto no es equitativo.
Puestos a mover animales de un sitio para otro como si fueran maletas ¿no sería más lógico llevar algún oso de la población occidental a la oriental para romper su actual aislamiento genético? No sé a vosotros, pero a mí esta imparable moda de las reintroducciones, traslocaciones y refuerzos poblacionales de especies en peligro de extinción me empieza a preocupar. Porque se hacen con escaso control científico y obviando lo principal. Primero: que hasta no haber solucionado los problemas que provocaron su extinción no tiene sentido seguir intentándolo. Y segundo: que en contra de la gente todo proyecto está abocado al fracaso.
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