El navio

jueves, 27 de octubre de 2011

Ya a la venta la nueva aventura del Capitán Alatriste



"Fui puta antes que monja", repite varias veces Pérez-Reverte durante la charla que mantenemos por la nueva novela (El puente de los asesinos) de su célebre y veterano capitán Alatriste. Fue hace 15 años cuando el autor nos presentaba a este antihéroe, amargo y contradictorio, que pronto se ganaría el favor del público. "Hay gente que me para por la calle y me dice: soy Alatriste".

¿Qué haría Alatriste si viviera en la actualidad?
Sería un delincuente marginal, viviría en el lado oscuro, pero en vez de espada llevaría navaja e iría en moto. No sería un individuo políticamente correcto. Los políticos no lo pondrían como ejemplo, por eso creo que tiene tanto éxito.

¿Y sería del 15-M o pasaría?
Pasaría totalmente, lo que no significa que el autor pase.

¿Escribiría una novela del 15-M?
No. Es un tema que me interesa, pero no literariamente. Tiene que pasar mucho tiempo para que lo tenga.

¿Cuál es el secreto del éxito de Alatriste?
Que su mirada es moderna y un lector de hoy puede identificarse con su mirada. Su falta de esperanza y su desolación son muy actuales.

¿Comparte el pensamiento de su personaje cuando dice que ser lúcido y español aparejó siempre mucha amargura?
Sí. Ser lúcido y español es un triste ejercicio, y el presente no hace más que demostrarlo.

Entiendo pues que se siente usted lúcido...
Bueno, tengo 60 años y algo he leído.... Y algo termina uno sabiendo.

Está usted en la lista de Los 35 españoles para nuestro orgullo que ha hecho Abc, ¿quién la encabezaría si la hiciera usted?
Yo no estaría y unos cuantos más, tampoco. La encabezaría... Jorge Javier Vázquez.

¿Está seguro?
Sí, porque es quien mejor representa los deseos y anhelos de la mayor parte de los españoles. Él nos da exactamente lo que queremos tener. En ese sentido es un magnífico profesional.

¿Por qué cree que a la gente le gustan tanto la amargura y las contradicciones de Alatriste?
El español es alguien a quien han engañado y despojado como a Alatriste. Y en él se reconocen, en su actitud digna. Su soledad y su desolación son muy españolas.

A pesar de la situación actual, mantiene usted la esperanza...
Hay días que digo: que llueva napalm y nos vayamos a hacer puñetas... Pero luego bajo al bar, pido una caña, miro a la gente y digo: tenemos otras oportunidades. Si miras bien al español ves que hay mucho que salvar en él. Ni la Iglesia ni los poderes han podido acabar con esa chispita, y mientras exista esa chispita habrá esperanza.

¿Qué es para usted la literatura?
Un consuelo. Hay gente que toma aspirinas, yo tomo literatura.

¿Y los premios?
Nunca me presentaría a ninguno, y me han ofrecido varios. Tengo lectores suficientes. Si un día no los tuviera, quizá cambiaría de opinión.

¿Cree que esta crisis nos está agudizando mucho el ingenio?
Sin crisis no habría ingenio. Todas lo agudizan, y el español siempre ha vivido en crisis. Por eso es el que mejor cuenta chistes del mundo.

Como académico, ¿a quién propondría?
A Joaquín Sabina tengo la intención de proponerlo este mismo año. Se lo he comentado ya, y no me ha dicho ni que sí ni que no.

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